Nadha es en sáncrito "Sonido que sale de lo más profundo del ser". En otras palabras, expresión del alma. Este blog y el arte en cualquiera de sus formas para mí son eso, mi nadha personal.







miércoles, 6 de marzo de 2013

Estar acá

Ahora no creo que hay que ir por la vida eligiendo reprimirse o ser impulsivo. No se trata de pensar o no pensar. Se trata de aprender a pensar. Ir entendiendo cómo y cuando y qué pensar. Toda la vida me martirizó no poder caer en uno de los dos estereotipos: nena que piensa mucho, no dice lo que piensa y es vergonzosa/ nena impulsiva que dice lo que piensa pero no lo piensa mucho, ni antes ni después. Yo siempre pensé mucho sin dejar de ser natural y por eso analizaba después cada cosa que hacía. Los demás para mí siempre estaban bien, el problema siempre era yo. Algo salía mal, era yo. ¿Una relación era complicada? La culpa la tengo sólo yo, por supuesto.¿Familia está mal? Yo. Conflicto? yo. Por eso necesitaba abstraerme, buscar lejos. Soñar, aunque de forma bastante realista : nada de castillos en las nubes, yo armaba proyectos. A los 9 años, ya tenía mis dos grandes metas en la vida: El Cirque du Soleil y la ONU.
Y aunque fueron variando las instituciones, las formas de llegar, lo que quiero sigue siendo lo mismo. Ayudar, expresar, ver y entender para después simbolizar y comunicar. Los niños soldados de Uganda, las mujeres en el Medio Oriente. Las capitales europeas y los pueblitos perdidos. Soñar con viajar. Se que viajar no sirve para escaparte de vos misma. Pero hace menos notable que el problema sos vos si estás en un lugar nuevo.
Conocí la vida así, por la novedad. Aprendí a vivir en lo nuevo, a estar cómoda en ese lugar que nadie está cómodo: lo transitorio. El problema es que yo sólo estaba cómoda ahí. Manejo mal el segundo escalón de las relaciones humanas. Cuando ya te conocen un poco. Soy una pelotita rebotando sin parar de un lado a otro, la ansiedad me mata. Sabía como caerle bien a la gente, lo sabía tan bien que el paso siguiente me aterrorizaba.
Traté de mejorarlo e hice todo mal. Todo al revés. Hice lo que pude, va. Sin querer, demostraba todo lo contrario. Hacía todo lo malo y todo lo difícil el primer tiempo. Parecía inconstante y que no estaba ahí, y de pronto lloraba y demandaba. Ni siquiera es un problema original, es cliché y repetido eso de empujar a la gente para ver si quieren quedarse. Es ya viejo el guión “Hago todo mal a propósito porque creo que vas a irte. Y si vas a irte, andate a ahora”. Y después me tranquilizo, soy todo lo que bueno que sé que puedo ser. Si es que la persona resistió todo eso.

Ahora trato de estar acá. De pensar lo que tengo que pensar y cómo lo tengo que pensar. De controlarlo. Antes sólo sabía dejar de pensar. Usar cualquier cosa adictiva que me ayudara a dejar de pensar, a quedarme en blanco. Iba del bullicio completo a la nada, a la mente en blanco. Y las dos cosas, en realidad, son bastante parecidas. Dolorosas y solitarias. No admiten un otro más que parcialmente. 
Me gustaba que me dijeran que parecía madura para mi edad. Es lo segundo o tercero que más escuché de mí toda mi vida. Y era porque pensaba mucho. Pero entender a Nietzche al costo de no poder tener relaciones sanas no vale la pena.
Ahora trato de pensar en lo que hago mientras lo hago. La vida va a seguir teniendo demasiadas opciones, piense en ellas o no. Aprendí a dejar las cosas ahí, a decirme sí, ya sé que las otras posibilidades están ahí, no sirve de nada pensar en ellas. Ponemos la energía en lo que pensamos. Si elegís algo pero no ponés tus pensamientos en ello, no va a funcionar. Entonces, si elijo algo, pongo la mente en eso, sino, no sirve de nada que lo haya elegido.


1 comentario:

  1. No te puedo explicar lo lindo que fue dejar el estudio de lado un rato y leer estas 3 entradas consecutivas, cada una como secuencia de la otra. En las que hablas de muchas cosas como para recalcar sólo un tema. Lo que me gusto fue la forma en que redactaste todo y encontrar muchos pensamientos parecidos a los propios, ahí plasmados.
    Lindo pasar y leerte.
    Abrazo Sophíe.

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