Y
aunque fueron variando las instituciones, las formas de llegar, lo
que quiero sigue siendo lo mismo. Ayudar, expresar, ver y entender para
después simbolizar y comunicar. Los niños soldados de Uganda, las
mujeres en el Medio Oriente. Las capitales europeas y los pueblitos
perdidos. Soñar con viajar. Se que viajar no sirve para escaparte de
vos misma. Pero hace menos notable que el problema sos vos si estás
en un lugar nuevo.
Conocí la vida así, por la novedad. Aprendí a vivir en lo nuevo, a estar cómoda en ese lugar que nadie está cómodo: lo transitorio. El problema es que yo sólo estaba cómoda ahí. Manejo mal el segundo escalón de las relaciones humanas. Cuando ya
te conocen un poco. Soy una pelotita rebotando sin parar de un lado a
otro, la ansiedad me mata. Sabía como caerle bien a la gente, lo
sabía tan bien que el paso siguiente me aterrorizaba.
Traté de mejorarlo e hice todo mal.
Todo al revés. Hice lo que pude, va. Sin querer, demostraba todo lo contrario. Hacía todo lo malo y todo lo difícil el primer tiempo. Parecía inconstante y que no estaba ahí, y
de pronto lloraba y demandaba. Ni siquiera es un problema
original, es cliché y repetido eso de empujar a la gente para ver si
quieren quedarse. Es ya viejo el guión “Hago todo mal a propósito porque creo que vas a irte. Y si
vas a irte, andate a ahora”. Y después me tranquilizo, soy todo lo
que bueno que sé que puedo ser. Si es que la persona resistió todo eso.
Ahora
trato de estar acá. De pensar lo que tengo que pensar y cómo lo
tengo que pensar. De controlarlo. Antes sólo sabía dejar de pensar.
Usar cualquier cosa adictiva que me ayudara a dejar de pensar, a
quedarme en blanco. Iba del bullicio completo a la nada, a la mente
en blanco. Y las dos cosas, en realidad, son bastante parecidas.
Dolorosas y solitarias. No admiten un otro más que parcialmente.
Me
gustaba que me dijeran que parecía madura para mi edad. Es lo
segundo o tercero que más escuché de mí toda mi vida. Y era porque
pensaba mucho. Pero entender a Nietzche al costo de no poder tener
relaciones sanas no vale la pena.
Ahora
trato de pensar en lo que hago mientras lo hago. La vida va a seguir
teniendo demasiadas opciones, piense en ellas o no. Aprendí a dejar
las cosas ahí, a decirme sí, ya sé que las otras posibilidades
están ahí, no sirve de nada pensar en ellas. Ponemos la energía en
lo que pensamos. Si elegís algo pero no ponés tus pensamientos en
ello, no va a funcionar. Entonces, si elijo algo, pongo la mente en
eso, sino, no sirve de nada que lo haya elegido.
No te puedo explicar lo lindo que fue dejar el estudio de lado un rato y leer estas 3 entradas consecutivas, cada una como secuencia de la otra. En las que hablas de muchas cosas como para recalcar sólo un tema. Lo que me gusto fue la forma en que redactaste todo y encontrar muchos pensamientos parecidos a los propios, ahí plasmados.
ResponderEliminarLindo pasar y leerte.
Abrazo Sophíe.