Mi corazón tal vez no valga mucho pero cómo pudiste arruinar con tu querer barato a mi ciudad de noche, a los bares de Palermo, a los taxis pasando clásicos grounge a las 5 am.
Ahora todas esas esquinas que amaba están envenenadas, embadurnadas asquerosamente y no puedo con el rechazo que me causan. Y eso que supieron estar llenas de vómito, llenas de pis, de ruido, voces, basura, papeles, comida, botellas, farolitos, cenizas, humo, autos, gritos, llenas de borrachos con el cerebro apagado por el alcohol pero el corazón todavía encendido y quemándoles adentro. Pero eran hermosas. Era la humanidad caótica: por momentos arte, por momentos berreta, por momentos mierda. Pero vos, y la gente como vos, la ponen a otro nivel, a ese rebuscado, antinatura que solo llegan los seres humanos. Porque si vas a hacer el mal, hacelo directamente. ¿Qué es eso de desgastar almas y convertir las cosas en monstruos, los momentos lindos en enfermos?
Perdón, a veces olvido que quien no tiene nada que hacer con su vida, necesita hacer y deshacer las pocas que tiene.
Perdón, a veces olvido que quien está muy avergonzado de sí mismo, siempre puede dar vuelta la realidad y mentirse a sí mismo: soy un genio, y una víctima de mi vida. A nadie le pasaron tantas cosas terribles como a quien encierran en una torre y el pobre debe imaginárselas.
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