De cualquier forma, el proceso de tomar
consciencia de mí misma lo transcurrí entre mujeres, casi
exclusivamente. Y entre familia numerosa de mujeres en todas las
generaciones, conocí muy bien el universo femenino. Y hablo del
verdadero, no del mundo minita, que implica cosas tan banales y
acotadas como combinar ropa que usa todo el mundo y tips de belleza.
Hablo de la complejidad que implica ser mujer en este contexto socio
cultural. De cómo viven sus relaciones, de cómo se organizan, de
cómo el sistema nos enseña a ser así, porque no lo somos de manera
natural: nos enseñan a ser complicadas, rebuscadas, a estresarnos, a
acomplejarnos.
De chica no me daba cuenta, claro.
Creía que la mujer era naturalmente más compleja. Y como buena nena
que vive en una burbuja rosa, pensaba que los hombres eran simples,
brutos, y fáciles de entender. Sí, fáciles. Era difícil mantener
una relación con ellos, pensaba, porque suelen ser más inmaduros
que las mujeres.
Nunca me identifiqué cuando las mujeres
se quejan diciendo que los hombres son difíciles de entender. Para
mí, durante casi toda mi vida,la mayoría de los hombres eran simple y llanamente,
idiotas. Escuchaba que a los hombres se les decía tal o cual cosa,
se hacía tal otra para que te miraran, para atraerlos. Para mí era
una ecuación, fácil. Un juego. Y me fascinaba ver cómo funcionaba,
como los hombres eran tan básicos y fáciles. Todas esas reglas estúpidas, funcionaban. Pero a mí me fascinaban la vida de las
mujeres. Miraba a mis hermanas y me parecían infinitamente interesantes, increíblemente admirables por estar arreglando algo en su propia casa, con una remera de los Guns vieja, y a las horas estar maquilladas, con el pelo perfecto, con un vestido que les quedaba perfecto. Sus amigas eran iguales. Todas las mujeres jóvenes hacían eso, y por lo tanto, todas eran admirables.es
Claro, después me di cuenta de que no
todas las mujeres ni todos los hombres eran así. Y que si una gran
parte lo eran, no se debía a algo natural, simplemente la sociedad
incentiva, constantemente, a que cumplamos esos roles. Y pesa sobre los
dos géneros. Los únicos hombres que realmente me gustan, son los
que pueden romper ese molde.
Y en cuanto a las mujeres, todos los
hombres, todos los bisexuales, toda la gente cuyo criterio considero
válido me dijeron lo mismo: Lo que pasa con las mujeres, es que una
vez que sabés lo que es el amor de una mujer, no hay vuelta atrás.
Una vez que tenés algo tan grande como eso, todo se ve opaco, no hay
nada más trascendental que el amor de una mujer. Ya sea innato o por
la personalidad que desarrollamos por la sociedad ( y creo, es una
mezcla de los dos), la mujer casi siempre conecta. Creo que no es coincidencia que seamos nosotras las que damos a luz.
Pero yo soy demasiado ignorante para saber defender esa hipótesis,
aunque crea en ella.
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